En el año 2013 un escritor norcoreano –que se oculta bajo el seudónimo de Bandi y del que poco se sabe– consiguió sacar fuera de su país un manuscrito que contenía unos cuentos que había escondido durante años. Poco después se publicaría en Seúl un libro con esos relatos, La acusación, un contundente retrato de la vida cotidiana en Corea del Norte.
En ellos, un héroe de guerra y ferviente comunista planta un olmo en el jardín de su hogar para conmemorar el triunfo de la revolución. Un niño en Pyongyang llora ante el retrato de Karl Marx, creyendo que es Obi, un monstruo de la mitología coreana. Una esposa intenta alimentar a su marido durante los años más duros de la hambruna de finales de los ochenta. Un hombre trata de viajar a su pueblo natal para despedirse de su madre moribunda. Y una mujer en una situación peligrosa se encuentra con el mismísimo Gran Líder.
Ambientados en la década de 1990, bajo los gobiernos de Kim Il-sung y Kim Jong-il, los siete relatos de La acusación arrojan un poco de luz sobre lo terrible y absurdo que es vivir bajo una de las dictaduras más herméticas de todos los tiempos.